Historias de San Luis: un cementerio casi desconocido
El titulo es porque decidí reproducir un cuento de la escritora Ingrid Blumencweig llamado Paradojas del Destino, que tiene mucho que ver con otras vidas.
En el relato, los lugares descriptos son reales, los personajes también, con nombres cambiados por respeto a sus memorias.
Pero los lugareños saben de quienes se trata.
Y según cuentan, lo que era un camposanto casi desconocido, una gran extensión de tierra, y que conocían los familiares de los fallecidos en el lugar, ahora es llamado oficialmente el Cementerio Valle de Pancanta.
Paradojas del destino como escribe Ingrid.
Las fotos son gentileza de Mónica Gatica.
Paradojas del Destino: cuento de Ingrid Blumencweig
Muchas veces pensamos que nuestro destino ya está escrito y por más que queramos no conseguiremos cambiarlo…o ¿quizás sí? ¿Quién sabe? A lo mejor siempre estamos a tiempo de hacer que algo suceda, para detenerlo…
Para Alejandro todo comenzó cuando se separó de Adriana, su mujer, y cansado de vivir en la gran ciudad tomó la decisión de partir junto a Platina, su fiel y querida cachorra, a algún lugar muy lejano, ¡¡¡en búsqueda de su destino!!!
Fue así como cumplió su sueño cuando por fin consiguió comprar un campo de 130 hectáreas que estaba a muy buen precio en un lugar bellísimo enclavado en un valle maravilloso a 1700 metros de altura sobre el nivel del mar.
Al principio a Alejandro se lo veía muy feliz. Trabajaba muchísimo en forma solitaria, siempre acompañado por su fiel compañera Platina, construyendo su cabaña de madera, y criando sus ovejas.
Una noche que Platina ladraba muchísimo, dicen que empezó a escuchar voces y a ver apariciones. El mismo se preguntaba ¿cómo podía ser? Ya que estaba solo… Porque, según él creía, no había ni un alma en más en 100 hectáreas a la redonda…
Sin embargo, las apariciones continuaban noche tras noche…veía muchas cruces y escuchaba voces que lo llamaban…
Una mañana despertó decidido a investigar y comenzó a recorrer el campo con Platina muy cuidadosamente observando cada rincón y dando vuelta cada piedra hasta que de repente encontró una cruz…y otra más… y muchas más. ¡Eran iguales a las cruces de sus sueños!
¡¡Quedó atónito porque frente a sus ojos estaba la incógnita develada!! Acababa de descubrir que dentro del campo había un “Cementerio” donde, luego se enteró que, allí descansaban los antiguos dueños de esas tierras y vecinos de la zona.
Así fue como comenzó a alterarse por las noches porque tenía miedo, hasta terror y malos presagios.
Un día se despertó desesperado y decidió que la única solución era sacar a ese “cementerio” de su campo. Era algo que lo perturbaba terriblemente: tenía que deshacerse de ese “cementerio” en forma urgente!!!!
Así comenzó con su loca odisea de querer sacar a los muertos de su campo. Primero fue a hablar con los vecinos de los campos lindantes, luego con las autoridades del pueblo más cercano para proponer el traslado de los difuntos al Cementerio Municipal… y hasta terminó haciendo una carta al mismísimo Gobernador de la Provincia solicitando ese traslado… pero no tuvo suerte: ¡¡¡nadie lo escuchaba!!! Incluso se le reían por detrás pensando que estaba loco si quería tocar a los muertos que allí descansaban en paz.
A medida que transcurrían los días y luego, los años, cada vez estaba más obsesionado y perturbado con el tema del “Cementerio”. ¡Su vida ya no tenía paz! El tema lo había trastornado tanto, que, al enterarse su madre, a pesar de estar viejita, decidió venir a cuidarlo.
Una noche oscura y fría con mucha niebla Alejandro iba caminando cansado por el campo cuando tropezó y cayó golpeando su cabeza contra una roca.
Al día siguiente su anciana madre salió con Platina en su búsqueda y finalmente al pobre Alejandro lo hallaron tirado sobre una roca desangrado y sin vida.
Mucha pena nos dio conocer el triste final de Alejandro!!! Pero lo que más nos sorprendió fue saber que, por pedido de su madre, el cuerpo de Alejandro fue enterrado en el mismísimo “Cementerio” de su campo; aquél que tanto lo perturbó y por el cual, ¡¡¡él tanto luchó en vida para sacarlo!!!
Por eso, cada vez que paso por ese hermoso lugar pienso en las ironías que tiene a veces el destino y me pregunto ¿si Alejandro finalmente descansará en Paz?
Este cuento está basado en una historia real que sucedió años atrás en el Valle de Pancanta cerca de La Carolina en la provincia de San Luis.